lunes, 20 de septiembre de 2010

Reseña para Manuel Archain


"Luz, cámara, acción"

"Cuando dejé aquel mar, una ola se adelantó entre todas. A pesar de los gritos de las otras, se colgó de mi brazo y se fue conmigo saltando."
Mi vida con la ola. Octavio Paz

La obra de Manuel disfruta de lanzarnos de manera visceral hacia un camino de impactante recorrido visual. Esta muestra acerca esencias de Bosch, Magrite y Gomez Cornet, y alude tanto a sensaciones que parecen estar envueltas en planteos existencialistas como a simples circunstancias de la vida diaria, combinándolas de tal forma que nos remite al pensamiento surrealista.
Archain propone un juego de retratos asombrosos e invasivos; con él incomoda a la cotidianeidad estática, y moviliza al deseo del espectador de formar parte tanto de las imágenes como de las historias potenciales detrás de ellas.
El autor nos convida un mundo donde la gente cotidiana es heroica, los héroes caen en desgracia, y los hombres y mujeres son niños que siguen respondiendo a sus primeras acciones lúdicas, mientras el ojo imprime esas realidades e irrealidades, simplemente las extrae sin decoro, con indiferencia omnisciente.
Como en las imágenes de Gregory Crewdson puede descubrirse a lo largo de estas obras la estrecha relación de Manuel con el cine y la publicidad, relación generada tras años de desarrollo como director de arte y fotografía, disciplinas de las que deviene su pericia técnica y que, combinada con su creatividad artística, logra la sensación de que cualquiera de sus capturas pueda ser el disparador de una historia de relato fantástico. Imágenes contadas por Edward Bloom (El gran pez), el comienzo de visiones de un tatuaje de Ray Bradbury, o una joven de un mundo paralelo de Bioy Casares; alguien que vuelve de buscar a su amor de niño en mundos acuáticos, un tiburón que viaja por las cañerías asegurando la supervivencia del más afortunado, una observadora de libertades que le achican las paredes, y el resto dependerá del espectador.
Ya finalizando el recorrido por el que nos lanzara el artista, nos queda en el pensamiento a través de la retina, ganas de saber cómo combina el chef esos sabores que nos son tan gratos, pero no preguntamos, para volver a sorprendernos.

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