Me meto al baño lleno de vapor
Me gusta el agua muy caliente,
La dejo que golpee y arrastre la mugre
Me calmo un poco, respirar vapor me hace quedar quieto
y asi quedo hasta sentirme incomodo.
Y siento como sube por la pierna
No es un temblor, es...inevitable.
Salgo de mi quietud y agarro el jabón para distraerme.
Lo ablando bajo el agua, y antes de frotarme comienzo a apretarlo.
No lo aprieto como para rodearlo fuerte,
lo aprieto entre el pulgar y el índice como para formarle un mango.
Lo sigo apretando y me doy cuenta que al frotarlo así contra el estomago las vísceras se calman por el dolor, y aprieto más fuerte.
Lo agarro con las dos manos y comienzo a ahorcarlo.
Tengo ganas de morderlo y de destrozarlo.
Lo golpeo un poco contra la pared, pero es mejor con la mano.
Puedo ver Jose Martí, y me da asco
Puedo ver la cara de mis padres, y lo golpeo.
el primer día que me cagué encima y me da más asco y lo golpeo nuevamente
Ya puedo tenerlo con una sola mano y está el que me pegó de niño y yo le pego
Y el jabón resiste.
Ante el músico que no soy lo aprieto y lo ahorco.
Me da asco este alcohólico infeliz, y frente al espejo comienzo a golpearlo
de arriba hacia abajo contra el borde del lavamanos
Y se me endurece el estómago y me muerdo los dientes.
Y veo a mis abuelos tocandome la cara y trato de meterme ese jabón de mierda por los dientes cerrados.
Y el jabón se ríe y le doy a esa hija de puta en los dientes. Y a mi patetismo y a todos los ganadores y lo golpeo,
y lo muevo de arriba abajo y lo pongo contra el estomago, y lo aprieto más fuerte,
ya no aguanto, y se me acalambran los muslos, y los gemelos
y no tengo forma y lo prieto hasta que se rompe y estalla, y respiro un poco.
Y me siento en el inodoro
Y me adormezco.
Y me levanto, me afeito, y me voy a trabajar
miércoles, 16 de junio de 2010
martes, 1 de junio de 2010
Todos los sábados lluvia
Todos los sábados llueve,
En las tardes grises y frías,
solo puedo pensar en una cosa…
La siesta
En la calle la calma me retrasa, en el contexto de los abrigos agenos.
Cada quien debe sentir algo importante;
Yo me siento liviano, y mi cuerpo se va preparando, y reacciona.
La primera tarde me quita la asfixia de la noche y la congestión del tabaco
El aire es hermoso y claro, sin peso.
Es demasiado frío como para correr.
Me relaja la cara mientras camino de regreso a casa,
Y es quizás es el único momento en el que pierdo la angustia.
Caminata ligera, baldosa floja, maniobra evasiva, y llego.
Abro la puerta, subo la escalera, abro la puerta.
Tiro el bolso en el sillón, cierro la puerta.
Apago el teléfono y desconecto el timbre.
No cierro la puerta de la habitación,
no quiero dejar de sentir ese frío,
no quiero respirar mi respiración nuevamente.
Quiero seguir sintiendo el aire un poco más.
Quiero que mi consciencia se vaya nublando
Como si me desangrara.
Me saco la ropa casi sin tocarla, y me acuesto sin prisa,
El frío, aumenta el deseo.
Me acuesto boca arriba, me tapo, estiro las piernas, y me dejo aplastar.
Las frazadas son muy pesadas los sábados.
y se esfuerzan por dificultar mi respiración, para ayudarme a dormir.
Pasada la introducción me giro tratando de no arrugar la cama.
Y me pongo de costado y agarro una almohada con las piernas y los brazos.
Respiro hasta el diafragma casi sin querer.
Algo huele bien, a vainilla de esencia como un flan.
Huele a mi niñez, pero no huele a niño,
Huele a un recuerdo irreal,
Huele a una infancia feliz en la pobreza y el descuido.
Huele a mil mentiras más.
Sonrío. Me siento cómodo
Esta vigilia me hace sentir normal.
Me hace sentir que puedo ser feliz desde cerca.
En ese momento, antes de dormir la siesta,
Soy una buena persona.
En las tardes grises y frías,
solo puedo pensar en una cosa…
La siesta
En la calle la calma me retrasa, en el contexto de los abrigos agenos.
Cada quien debe sentir algo importante;
Yo me siento liviano, y mi cuerpo se va preparando, y reacciona.
La primera tarde me quita la asfixia de la noche y la congestión del tabaco
El aire es hermoso y claro, sin peso.
Es demasiado frío como para correr.
Me relaja la cara mientras camino de regreso a casa,
Y es quizás es el único momento en el que pierdo la angustia.
Caminata ligera, baldosa floja, maniobra evasiva, y llego.
Abro la puerta, subo la escalera, abro la puerta.
Tiro el bolso en el sillón, cierro la puerta.
Apago el teléfono y desconecto el timbre.
No cierro la puerta de la habitación,
no quiero dejar de sentir ese frío,
no quiero respirar mi respiración nuevamente.
Quiero seguir sintiendo el aire un poco más.
Quiero que mi consciencia se vaya nublando
Como si me desangrara.
Me saco la ropa casi sin tocarla, y me acuesto sin prisa,
El frío, aumenta el deseo.
Me acuesto boca arriba, me tapo, estiro las piernas, y me dejo aplastar.
Las frazadas son muy pesadas los sábados.
y se esfuerzan por dificultar mi respiración, para ayudarme a dormir.
Pasada la introducción me giro tratando de no arrugar la cama.
Y me pongo de costado y agarro una almohada con las piernas y los brazos.
Respiro hasta el diafragma casi sin querer.
Algo huele bien, a vainilla de esencia como un flan.
Huele a mi niñez, pero no huele a niño,
Huele a un recuerdo irreal,
Huele a una infancia feliz en la pobreza y el descuido.
Huele a mil mentiras más.
Sonrío. Me siento cómodo
Esta vigilia me hace sentir normal.
Me hace sentir que puedo ser feliz desde cerca.
En ese momento, antes de dormir la siesta,
Soy una buena persona.
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